Uno de los pilares elementales de cualquier economía que se precie es la industria. La actividad industrial es sumamente importante en cualquier país del mundo porque va a permitir generar riqueza y va a emplear recursos con los que cuenta un país en la producción de bienes útiles para la vida diaria de la gente. En otras palabras, va a proporcionar miles de puestos de trabajo y también productos que van a permitir que el país pueda competir económicamente con el resto u ofrecerle alternativas con las que no cuenta. En resumidas cuentas, un país que no apueste por su industria está condenado a muerte.
Basta con ver cómo han crecido algunos de los municipios y ciudades de nuestro país para comprender la importancia que tiene un elemento como la industria ya no solo dentro de la economía, sino también dentro de la sociedad. Cuando un municipio es pequeño y necesita crecer, lo primero que debe hacer es atraer a empresas de corte industrial porque son las que van a emplear a más personas, personas que al mismo tiempo van a necesitar un lugar no demasiado lejano a su centro de trabajo para residir. Como consecuencia de esto, el pueblo o ciudad que ha asumido ese crecimiento de la industria necesita más viviendas, más servicios públicos. Y eso, más tarde, va a seguir atrayendo a más empresas (las del sector servicios) y más dinero.
Hemos tenido momentos ciertamente malos en la industria española en los últimos tiempos. Muchos y muchas todavía recordaremos los duros años de la crisis económica que comenzó en el año 2007 y que dejó a más de cinco millones de españoles y españolas en el paro y que se ensañó con el sector industrial en términos generales. Mucho más reciente ha sido la crisis económica derivada de la llegada del coronavirus al interior de nuestras fronteras y que puso en jaque el trabajo de miles y miles empresas industriales que tuvieron que ver cancelada su actividad de manera temporal a causa de las restricciones. No lo pasamos especialmente bien en este caso tampoco.
En la actualidad, y ya habiendo dejado de lado las consecuencias provocadas por la pandemia, hemos podido asistir a una mejora de los datos relativos a la producción industrial española. Según el portal web Economía de Mallorca, esa producción industrial había registrado un crecimiento del 5’6% en el interior de nuestras fronteras en el mes de marzo con respecto al mismo mes del año anterior. Esto quiere decir que hemos iniciado una recuperación, una recuperación que va en línea a la que ya se estaba experimentando en los años anteriores a la llegada del coronavirus y que debe continuar copando titulares en los periódicos y en los informativos de radio y televisión.
Pasando a comentar algunos aspectos más técnicos que tienen que ver con el sector industrial, diremos que es uno de los avances que está permitiendo que la productividad de nuestras empresas industriales sea cada vez más grande es el que tiene que ver con la electrónica industrial, una ciencia que cada vez cuenta con expertos más cualificados y con aplicaciones más precisas. Uno de los conceptos clave dentro de esa electrónica industrial es el motion control, que es uno de los asuntos que más interés despierta dentro de ese campo y que, según Dialnet, “forma parte del área de la mecatrónica de altas prestaciones y engloba el control de posición, velocidad y par de ejes, así como la sincronización entre ellos”.
Para las empresas de corte industrial, tener la capacidad de resolver problemas en lo relativo a lo que se conoce como motion control en sus distintas máquinas es algo básico porque va a repercutir directamente sobre su productividad. Nos comentan desde Tecnomotion Control que los responsables directos de las empresas industriales españolas están más pendientes que nunca de este tema y que han decidido potenciar todo lo que tiene que ver con las inversiones que destinan a este punto. Ya no se escatima. Ya no se espera. Ahora se actúa más rápido para resolver cualquier problema en relación a este tema y, claro, la productividad general del negocio lo nota para bien.
Uno de los grandes secretos para competir con los grandes de la Unión Europea
España nunca ha sido uno de los países más importantes en lo que tiene que ver con la producción industrial de la Unión Europea. Ese registro siempre ha estado dominado por los alemanes, los franceses y por los escandinavos. Sin embargo, parece que estamos dispuestos a cambiar esa realidad y a convertir a nuestro país en uno de los más productivos en lo que respecta a la industria general. Es la sensación que tienen desde Europa y que se deriva de acciones como la que os estábamos comentando antes en relación a la resolución rápida y efectiva de problemas derivados del motion control en nuestros sistemas.
Es evidente que hay que seguir en esta línea y continuar trabajando del modo en el que lo hemos venido haciendo. Cuando muchas personas tratan de explicar por qué la economía española ha mejorado tanto en la última década a excepción del periodo del coronavirus, nosotros siempre solemos poner ejemplos como del que estamos hablando porque entendemos que son de lo más ilustrativos y que sirven incluso de modelo para otros países que también están deseosos de potenciar todo lo que tenga que ver con sus respectivas industrias.
En un momento el tiempo que tardamos en desarrollar una tarea es tan importante como el precio al que vendemos un producto o la calidad del mismo, tener la capacidad para reparar cualquier máquina rápidamente vale tanto como el oro. Y los emprendedores ligados a las diferentes industrias de nuestro país son perfectamente conscientes de ello. Eso ha jugado un importante papel a la hora de conseguir mejoras dentro de la economía española, lo cual se había convertido en una auténtica necesidad para potenciar nuestra competitividad en un mercado global que es cada vez más difícil y en el que tienen cabida más y más actores.
El mundo gira muy rápido en los tiempos que corren y es realmente importante que las empresas tengan la capacidad de adaptarse a los cambios que se van demandando con rapidez. De no ser así, van a tener cada vez más difícil estar al día y disponer de todo lo que sea necesario para conseguir ser competitivas en un entorno en el que, como decimos, hacerse un hueco es difícil y requiere de muchas cosas. España está dando la talla en el entorno tecnológico actual y creemos que seguirá en esta línea. Algo ha cambiado y la mentalidad de los emprendedores españoles ya no tiene nada que ver con la que existía antes. España reclama su sitio en el plano económico internacional y estamos seguros de que estamos caminando en la dirección adecuada.
La tecnología y la industria deben seguir muy ligadas. La primera es indispensable para que la segunda pueda cumplir con el volumen de tareas que necesita desarrollar en el menor tiempo posible. Y es que la tecnología está haciendo posible que la manera en la que se está trabajando en la industria esté cambiando más rápidamente que lo que cambió hace ya algunos siglos, cuando empezó a desarrollarse lo que hoy conocemos como Revolución Industrial y que tantas cosas cambió en la sociedad y la economía primero británicas, luego europeas y después las del resto del mundo. La irrupción de la tecnología moderna ha sido todavía más potente y eso requiere de que las empresas se adapten todavía más rápido a estos cambios y herramientas de lo que lo hicieron en su día con la llegada de nuevas máquinas y recursos.
La revolución de la tecnología no ha llegado a su fin… ni mucho menos
Hay quien se pregunta hasta dónde serán capaces de llegar esas nuevas tecnologías industriales de las que estamos haciendo gala en nuestras empresas y centros industriales en los últimos años. Pues bien, os podemos decir que esa revolución todavía no ha alcanzado su techo. Eso es seguro. Lo que todavía no se sabe con exactitud es hasta dónde van a poder llegar. Sea como sea el futuro, la situación de los negocios de cualquier sector industrial va a depender de la apuesta que realicen en clave tecnológica. Y será una apuesta directamente proporcional a los beneficios. Cuanto mayor sea, mayores serán las ganancias. Y viceversa, claro.
La sociedad vive uno de sus momentos de mayor cambio en el último siglo. Y los desafíos que los negocios tienen por delante son muchos. Ojalá que todos tengan la capacidad de conseguir superarlos y asumir todas esas transformaciones que se vienen experimentando y que van a hacer de la vida algo muy diferente a lo que conocemos ahora mismo. En España, como ya hemos dicho, de momento podemos estar tranquilos en ese sentido. Pero no nos podemos dormir en los laureles ni mucho menos. Los riesgos que eso entraña son muchísimos y debemos permanecer alerta.