Cuando hablamos de las diferencias que hay entre la eficiencia y la eficacia, es que hay una importante diferencia entre ser un empleado eficiente y uno eficaz. Vamos a ver cuáles pueden ser las más importantes.
Una persona que sea eficaz puede lograr los resultados esperados de manera satisfactoria, con independencia de los recursos que se lleguen a utilizar. Si se habla de una persona eficiente, se dice de quien hace las tareas con la mínima cantidad de recursos posible.
Esto podemos ejemplificarlo de la siguiente manera:
Una persona eficaz puede llegar a realizar 100 unidades de ciertos producto en tal solo 12 horas de trabajo, mientras que una persona eficiente va a tardar 10 horas, optimizando los recursos que utilice.
Las dos personas cumplen sus objetivos marcados, pero el trabajador eficiente va a precisar una cantidad menor de recursos, todo ello logrando los mismos objetivos.
Eficiencia vs eficacia: relación unidireccional
Una persona puede ser eficiente y eficaz a la vez, pero al revés no se suele dar. Vamos, que el trabajador eficiente, lo mismo que el eficaz, logran sus objetivos.
El caso es que un trabajador eficaz puede ir optimizando su desempeño profesional utilizando mejor los recursos. Si existe un trabajador más eficiente que otro al hacer su tarea, la misma es susceptible de ser utilizada para el segundo de estos.
Un paso importante para pasar de eficaz a eficiente puede producirse cuando se pone en liza una política de formación adecuada para cada uno de los empleados.
Las empresas en este sentido están en movimiento y en nuestro país Eficiencia-V es una de las que están haciendo una labor más destacable. Ellos piensan que no solo hay que ayudar a los clientes con el ahorro de energía en sus negocios, también hay que hacer una labor de consultoría y aconsejar a los mismos las maneras que existen para que puedan incluso ahorrar en ese ahorro.
El ahorro de energía cada vez se demanda más en el terreno del hogar. Existe actualmente una mayor conciencia de que debemos ahorrar en recursos, ayudando esto a que cada vez la necesidad de una mayor eficiencia energética sea más deseable. Por este motivo, parece importante dar una serie de consejos para ir cambiando ciertas costumbres que permitan un menor consumo de luz y de gas.
- Debemos sustituir las bombillas de toda la vida por otras de reducido consumo. Todo ello puede llegar a permitir un ahorro de hasta un ochenta por ciento de energía. Por ello, lo mejor es no olvidarse de apagar las luces de nuestra en el momento en que ya no estemos en la casa.
- La luz natural es todo un tesoro que merece la pena aprovecharla. Para ello habrá que destinar las habitaciones de mayor luminosidad de la casa en los sitios donde más tiempo se pasa, optando siempre por los colores de mayor claridad.
- Deben apagarse los aparatos eléctricos cuando no se usen en vez de dejarlos en stand by, con lo que el gasto será más recudido, llegando a ser de un doce por ciento menos. Los cargadores cuando se enchufan a la corriente, aunque no los conectemos al aparato van a consumir electricidad.
- Debemos esperar a poner el lavavajillas y la lavadora a que cuenten con carga completa, gastando menor cantidad de agua y electricidad que si se ponen dos veces a mitad de carga.
- Si apostamos por aparatos que estén clasificados como A++ o A+++ nos ahorramos también una buena cantidad de dinero. Todo esto aumentará si optamos por usar programas de lavado corto y a temperaturas que no sean de más de 40 grados.
- Cuando se hace un mantenimiento periódico de los aparatos eléctricos o climatizadores, no tendremos que arreglarlos y tampoco se estropearán antes de tiempo, por lo que no harán esfuerzos energéticos extra.
- Ahorramos bastante cuando establecemos una temperatura adecuada en nuestro hogar, el cual va a situarse entre los 18 y los 20 grado en invierno o entre los 24 y los 26 grados en verano. Así podemos aprovechar el calor o el frío de fuera.
Cuando se cocina, lo mejor es tapar las ollas y poner empeño en que el diámetro de las mismas sea más importante que el del fogón, lo que va a evitar que se desperdicie energía. En el caso de que usemos microondas en lugar de horno, se llega a reducir el consumo de energía en un 70%. Hay que acordar de apagar fogones y hornos antes de terminar de cocinar, para de esa forma aprovechar el calor residual.
Nuestro deseo es que todos estos consejos sean de gran utilidad para que hayas podido discernir las diferencias entre eficiencia y eficacia y también sepas más sobre el ahorro de energía, una necesidad en este tiempo en el que vivimos.