Una de las claves, quizá la más importante de todas, a la hora de abordar una reunión de negocios es sin ninguna duda la discreción que muestren las partes que se sientan a hablar. Hacer negocios es como una partida de póker en ese sentido: quien vaya con los humos subidos tiene todas las de perder. Mantener la calma y mostrarse sereno es fundamental no sólo para causarle una buena impresión a las demás partes implicadas en el negocio, sino para transmitirles toda la confianza del mundo. Esa confianza será una llave que no sólo haga posible los negocios presentes, sino también los futuros.
Para conseguir esa discreción de la que hablamos, tiene un valor muy potente el lugar en el que se decide abordar la reunión. Las opciones son tantas en este sentido como las posibilidades de equivocarse. Elegir con cuidado y con la máxima precisión qué lugar es el adecuado para llevar a cabo una reunión es fundamental para decidir el resultado final. Muchos negocios no han salido adelante, entre otras cosas, por cuestiones como estas. Tal cual.
Probablemente, lo primero que le viene a la cabeza a la gente en cuanto se habla de ‘lugar de reunión’ es una estancia espaciosa, con una mesa grande en el centro y con sillas acolchadas. Sin embargo, ese es un estereotipo que no tiene por qué ser verdad en el 100% de los casos. Como apuntábamos, las opciones son grandes y podemos adaptarnos a la persona o a la organización con la que estemos en contacto para cualquier tipo de negocio.
Cabe preguntarse qué más lugares, además de esa estancia típica de las reuniones de película, son idóneos para mantener una reunión de un modo, como decíamos antes, discreto. En ocasiones, lo más grandilocuente no es la mejor elección. A veces basta con una pequeña charla, una copa y un par de sillones en un espacio en el que poder hablar con tranquilidad y con franqueza, sin miedo a miradas indiscretas y a ruidos constantes. ¿Qué encaja en una descripción como esta? Un espacio como el que constituyen los hoteles puede llegar a ser más que interesante a la hora de abordar este tipo de eventos.
En efecto, un hotel se ha convertido en el espacio elegido por cada vez más hombres y mujeres de negocios para llevar a cabo sus reuniones. Madrid y Barcelona son, como parece lógico pensar, las dos ciudades en las que más se da este tipo de eventos. La Ciudad Condal es, en concreto, una referencia en lo que guarda relación con el comercio europeo y es por eso por lo que, cada vez en mayor medida, se organizan reuniones de negocios dentro de sus límites. Las partes implicadas en dichas negociaciones apuestan por la discreción a la hora de llevar a cabo sus encuentros y por eso eligen desarrollarlas en un hotel. Uno de los abanderados en ese sentido es el Mercer House Barcelona, que no sólo sirve de centro de reuniones entre representantes de empresas españolas sino también de éstas con entidades de otros países (de ahí que la página web del hotel se encuentre también disponible en inglés).
Prácticamente obligados a repetir
Cuando se ha celebrado una reunión en un entorno en el que todas las partes se han sentido a gusto y en la que todas ellas han conseguido llegar a un acuerdo fructífero para sus intereses, la lógica invita a seguir el esquema para próximos encuentros y para ponerlos en práctica en lo referente a las relaciones con otras entidades. Es por eso por lo que son muchos los representantes de negocios que visitan un tipo determinado de hoteles. Y el Mercer Barcelona es uno de ellos.
Cada vez son más los que se dan cuenta de las ventajas de las reuniones en un sitio discreto. Crear las condiciones ambientales idóneas o formar parte de ellas para llevar a cabo una negociación es una de las cosas que definen si dicha negociación supone un éxito o un fracaso para la compañía que representamos. Detrás de reuniones como estas se encuentra el futuro de una entidad y el de todos los que, directa o indirectamente, están relacionados con ella. Casi nada.